domingo, 22 de febrero de 2015

CLAUSTRO IdD QUILLOTA 2015 - LA MISION DE LA IGLESIA




La primera parte del tema se estructuró en 5 cuestiones:

1. ¿CUÁL ES LA MISIÓN DE LA IGLESIA?
2. ¿QUE ES LO QUE SOMOS? (Y LA IGLESIA).
3. ¿Cómo SE EDIFICA LA IGLESIA?
4. ¿CUÁLES SON LOS EFECTOS DEL CRECIMIENTO DE LA IGLESIA?
5. ¿CUÁLES SON LOS Desafíos para la Misión DE LA Iglesia en Chile HOY?

Nos hemos planteado estas cinco cuestiones para declarar algunas convicciones que nos permitan abordar el tema convocado en este Claustro 2015, esto es, la pregunta acerca de por qué repensar la Iglesia.

Sin embargo, este tema está unido a la segunda parte “La Iglesia y su relevancia hoy”, entonces, quizás lo primero que llame la atención es porque incluimos en esta primera parte una quinta cuestión titulada “¿Cuáles son los desafíos para la misión de la iglesia en Chile hoy?”; para explicar esto debo hacer una aclaración preliminar.

La mirada que he de aplicar al tema completo, en sus dos partes, dice relación con una noción temporal que he venido desarrollando con anterioridad y que nos remite a un correcto entendimiento de nuestro conocimiento de las cosas que nos competen como hijos de Dios, me refiero específicamente a la triple noción de tiempo expresada en las palabras kronos, aion y kairos.

Es decir, cuando nos formulamos cualquier pregunta acerca de la iglesia, de nosotros mismos como individuos o de lo que significa ser cristiano en la dimensión temporal, debemos entender que coexisten distintas nociones de tiempo en ello.

Lo primero que hemos de hacer pues, es distinguir tres tipos de tiempos: Kronos, Aion y Kairos. En otro texto ("Pablo. Una mirada histórica[1]"), ya habíamos hecho la distinción entre tiempo del hombre (kronos) y tiempo de Dios (kairos); del mismo modo que hicimos una distinción en cuanto a la noción de hechos o hitos históricos, que marcan ritmos breves de tiempo (a "escala humana") y los tiempos de "las grandes cuestiones de la humanidad", en la larga duración de la historia ("Apocalipsis. Una mirada histórica"). ¿Cuáles son estos tres tipos de tiempo?

KRONOS nos habla del tiempo a nuestra escala humana, el tiempo como lo conocemos y entendemos normalmente, "conforme a nuestras obras" las cuales  se constituyen en las formas específicas de la Cultura Humana, como "todo lo hecho por el hombre" a lo largo de los tiempos de la historia, donde “siglo” son 100 años, y se constituyen periodos históricos como épocas (desde la antigüedad hasta lo contemporáneo –o actual-).

AION es una gran unidad temporal en los tiempos de Dios para los hombres en su naturaleza caída luego del pecado de Adán, donde “el presente siglo” se refiere a todo el tiempo que media entre la partida de Cristo, luego de su primera venida y el momento de su segunda venida (parousia).

KAIROS un tiempo que escapa a las limitaciones de la existencia humana caída y nos remite a las oportunidades que Dios ejerce como soberano de la eternidad, por ejemplo, las revelaciones a los profetas o los actos soberanos de Dios como con Abraham.

En este sentido, para nosotros, el tiempo está en relación con la posibilidad de conocer como una experiencia (ginosko) más que solo como la capacidad sensorial (aithanesthai) o intelectual (dokein); así podemos comprender el uso bíblico de esta palabra griega, ya que se emparenta con el sentido hebreo de yada, que incluye todos los anteriores así como otros más (la intimidad de una sola carne por ejemplo).

¿Cuál es la escala individual de nuestra posibilidad de conocer cómo experiencia? “hasta cuatro generaciones” (Éxodo 20: 5, 34: 6; Deuteronomio 5: 9;  Job  42: 16; Proverbios 17: 6; 2 Timoteo 2: 2; etc.) y no a la escala de Dios respecto de los hombres (Deuteronomio 7: 9)

Nuestra posición en el tiempo la podemos reconocer en estos versículos:

Que nos salvó y llamó con vocación santa, no conforme a nuestras obras, mas según el intento suyo y gracia, la cual nos es dada en Cristo Jesús antes de los tiemposG5550 de los siglosG166 [2ª Timoteo 1: 9 RVR60]

STRONG G5550 Χρόνος (jrónos[2]): un espacio de tiempo, denota un período particular o intervalo.
STRONG G166 αώνιος (aiónios[3]): perpetuo (pasado y futuro igualmente).

De aquí que sería erróneo pensar que esto vale para "un" siglo determinado, ya sea el de Pablo, la Edad Media o el nuestro, como tiempos distintos y nada más, pues, en un sentido si son tiempos distintos (kronos), pero, en otro sentido son un mismo tiempo (aion).

Esto lo podemos apreciar claramente en el siguiente versículo:

Para la esperanza de la vida eternaG166, la cual Dios, que no puede mentir, prometió antes de los tiempos de los siglosG166[Tito 1: 2 RVR60]

Así está expresado esto en el Nuevo Testamento, especialmente en las cartas paulinas[4], de las que Romanos (en este aspecto 12: 2) es la "piedra angular". Pero, el tiempo (aion-kronos) de Pablo, se inscribe en una secuencia de tres aiones en el plan de Dios: en el primer aion reinó la muerte, que si bien fue engendrada por el pecado, no había conciencia de este; en el segundo aion reinó el pecado, que fue engendrado por medio de la Ley -dada por Dios- y, en el tercer aion reina la Gracias de Dios, engendrada en Cristo.

Sin embargo, hay muchos aspectos que nos dan fe y testimonio de que los tiempos de Dios son eternos y no se rigen por nuestro entendimiento y sentido vital del tiempo; el mejor ejemplo es que, dentro del segundo aion, está Abraham.

Quisiera cerrar este preámbulo necesario con una prevención, un mandato y un propósito, extraídos de La Escritura:

Y no os conforméis a este sigloG165; mas reformaos por la renovación de vuestro entendimientoG3563, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta[Romanos 12: 2 RVR60].
STRONG G165 αών (aión[5]): propiamente edad, era; por extensión perpetuidad (también pasada); por implicación el universo; específicamente período (judío) mesiánico (presente o futuro).
STRONG G3563 νος (noús[6]): intelecto, mente.

He aquí una prevención ("no os conforméis a este siglo"), un mandato perentorio ("reformaos por la renovación de vuestro entendimiento")  y un propósito ("para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios").

La segunda parte del tema se estructuró en 4 puntos:

1. Desafíos desde la Cultura.
2. Desafíos desde la Iglesia.
3. La Iglesia en los Tiempos   Finales.
4. La Palabra y el Espíritu Santo en la Iglesia.

La relevancia de la Iglesia es indiscutible, sin embargo, enfrenta amenazas desde el momento mismo en que el ser humano, como creatura de Dios, decide tomar su camino propio desobedeciendo a su creador, situándose en medio de una enemistad: “Y pondré hostilidad entre tú y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Su descendiente te golpeará la cabeza, y tú le golpearás el talón’” [Génesis 3: 15]

Cuando Cristo sube al Padre y deja a sus discípulos con la Gran Comisión, ya les ha advertido acerca de cuál será el escenario que le espera a la iglesia: “Miren, los envío como ovejas en medio de lobos. Por lo tanto, sean astutos como serpientes e inofensivos como palomas” [Mateo 10: 16, Lucas 10: 3]

De lo anterior podemos deducir que la Iglesia tuvo oposición desde su origen, para evitar que  se  manifieste  en  su  misión  y propósito, ya que desde el año 33 d.C. se manifiesta “el presente siglo malo” [Gálatas 1: 4] donde la anarquía ya está en marcha cuestionando y resistiendo toda autoridad; pero es el Espíritu Santo quien detiene la manifestación plena de la iniquidad en el mundo (2 Tesalonicenses 2: 5-7) y, por tanto, es él también quien actúa de forma central (o debiese actuar) en nuestra vidas personales, familiares, congregacionales y en el mundo mismo.

¿De qué forma se manifiesta esta oposición o desafíos para la Iglesia y como pretenden afectar su relevancia?

Hemos enunciado cuatro aspectos en los cuales podemos apreciar como la misión y relevancia de la iglesia puede ser afectada; veremos pues que desafíos nos plantea ello y, a partir de ello, poder contar con una base que nos permita saber y actuar acorde a lo que la voluntad de Dios dicte a nuestras vidas como tarea personal, familiar y congregacional.

Que la iglesia debe incidir en la cultura y el mundo es algo que ya hemos de asumir como cierto, el punto es que implica esto y que cuidados debemos tener en esta comisión, ya sea en nuestro hogar (Jerusalén), nuestro barrio o nación (Judá), en los marginados o excluidos (Samaria) o las otras culturas del mundo (hasta la último de la tierra).

Hemos de aplicar el mismo criterio temporal que ya enunciamos, reconociendo desafíos de nuestro tiempos cultural histórico (kronos), de la era que nos corresponde vivir (aión) y de la oportunidad de Dios (kairos).



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